Estás en una empresa analógica o digital?
En el sistema de información de
una empresa existe una capa “CORE” donde básicamente se procesa toda la
actividad del negocio, gestionamos los servicios que prestamos y los
facturamos.
¿Pero qué compartimos con nuestros clientes? ¿Cómo participan?
En la mayoría de los casos nuestra
relación con el cliente es unidireccional,
desde la empresa al cliente. Informamos de un estado o del resultado de
una petición pero el cliente no se ve involucrado, no participa activamente,
dentro de nuestro proceso de negocio.
Cambiar a una relación
bidireccional para que el cliente forme parte de nuestro proceso a través de un
canal digital es lo que hace que debamos adaptar nuestro “viejo” sistema de
información.
Algunas empresas se han dado
cuenta de que este cambio no es una cuestión de marketing o de reputación en la
red ni de impulsar nuevos productos. Es y será un elemento diferenciador frente
a la competencia.
El ecosistema entre empresa y
cliente está cambiando y es cada vez más exigente sobre todo por parte del
cliente que está evolucionando muy deprisa hacia el canal digital, punto de
encuentro, en el que debería converger con la empresa.
El usuario/cliente digital es práctico
y directo cuando se trata de resolver una situación y quiere surfear por
nuestra empresa desde cualquier lugar y en cualquier horario. Quiere la
información actualizada y no esperar a que le llamen o le indiquen el próximo
paso y
lo más importante, no sólo consume, también participa y cambia el
proceso en base a sus necesidades.
No pensemos sólo en el usuario tradicional
(pre-digital) que está en fase de aprendizaje, sino en las nuevas generaciones
que han crecido digitalmente y que han asumido de forma natural el canal
digital. Son nuestros inmediatos clientes y no se conforman con rellenar un
formulario en la web o consultar el estado de su reserva.
¿Están nuestros sistemas tecnológicos y nuestras organizaciones
preparadas para dar este tipo de servicio?
En la mayoría de los casos las
grandes empresas tradicionales siguen manteniendo sus viejas aplicaciones y han
resuelto las nuevas añadiendo capas con interfaces de intercambio de
información que han salvado alguna situación pero que han comprometido el
futuro.
Las empresas de nueva andadura o tipo
Startups ya han enfocado su modelo de
negocio a la empresa digital. Lo tienen más
fácil porque no necesitan migrar su sistema.
Recibir notificaciones sobre la
reserva de hotel, un vuelo, la cita del médico o el aviso para recoger el coche
del taller, no forma parte de un proceso digital, son notificaciones off line.
¿Quién puede abordar y patrocinar un cambio tan complejo?
Está capacitado el área de TI
para abordar una estrategia digital o sigue existiendo una brecha entre TI y
negocio.
La famosa frase de “los árboles no nos dejan ver el bosque” se
puede aplicar al día a día en las áreas de tecnología que sufren constantes
evolutivos, correctivos e incidencias, encontrándose contaminados por los
procesos actuales que imposibilitan, quizás, liderar este cambio.
Una nueva figura, la del “Chief
Digital Office” (CDO)
puede ser la clave siempre que sea independiente del área tecnológica y que
cuente con el apoyo de la dirección de la empresa, del CEO por ejemplo, para posibilitar la transformación de la
empresa analógica a digital.
Así que pensemos cómo podemos
guiar a nuestro cliente desde el minuto uno en un proceso digital “End to End”
cuando se produce una contratación, una
reclamación o un siniestro.
Como usuario de una compañía médica me gustaría acceder a mis resultados médicos y compartirlos con el
especialista/s, vía videoconferencia por ejemplo, que me los explicasen y me dieran la
información sobre el tratamiento y las recetas para los medicamentos, un
certificado médico, concertar una nueva
cita para más pruebas si procede y consultar el detalle de la factura o las
coberturas de mi póliza. Todo online,
sencillo y amigable de tal manera que me permita, a modo de ejemplo,
ampliaciones de póliza en el momento o acceder a centros de rehabilitación
cerca de mi domicilio o de otro lugar donde
me encuentre y que se puedan organizar en
función del tratamiento, que los pueda reservar y elegir al profesional que me
interesa.
Si se produce un accidente con mi coche me gustaría
localizar la grúa más próxima ver in situ los talleres concertados o gestionar
el coche de sustitución al momento sin
necesitar contactar con la compañía, a través de mi dispositivo móvil, por ejemplo.
Una vez iniciada la reparación debería de tener
acceso al informe pericial y contactar directamente con el perito para aclarar
posibles dudas, conocer el estado de la reparación y solicitar información en línea al responsable
y a las condiciones de mi póliza y/o contratar servicios adicionales, solicitar
alguna prestación o en caso de asistencia legal tener acceso y estar informados
de las vistas en el Juzgado.
En caso de lesiones u hospitalización igualmente
acceso a todo el expediente médico compartirlo con el tramitador y gestionar
posibles indemnizaciones.
Algo perfectamente posible pero que resulta complicado hacerlo de
forma integral e independiente por parte del cliente.
Es decir, podemos dejar que el
cliente participe de nuestro sistema de información generando nuevas
actividades en nuestro proceso de negocio.
El cambio de una empresa analógica a digital no es sólo tecnológico, es
organizativo y estructural. Requiere flexibilizar y cambiar radicalmente la
forma de trabajar y entender el negocio.
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